¿En qué estamos?
¿En Qué Estamos? Crisis Covid-19
Por Claudio Luna
20 de marzo del 2020 7:00 am
República Dominicana se despierta con una situación confusa, de muchas preguntas y pocas respuestas. Desde el tardío discurso del señor Presidente, el pasado reciente martes, la población y el sector empleador han quedado dentro de una nebulosa, que no ha hecho nada bien al país. En los minutos iniciales del discurso del mandatario, quedaban cerradas todas las empresas que no ofertaban un servicio de primera necesidad, pero, inmediatamente después, daba apertura a la flexibilización de las jornadas de trabajo a todo el empresariado nacional, pareciendo esto más una idea de “Tres Patines”, que de expertos.
Zonas francas, productores de materias primas, textiles, ferreterías, aseguradoras, corredores de seguros y bolsas, constructoras, oficinas de abogados y contadores y demás negocios, ayer jueves 19 de marzo, abrieron sus puertas y convocaron a sus trabajadores a la jornada laboral. El discurso, que dio pie a estas contradicciones, le otorgó a cada una de las partes a escoger la postura que más les conviniera, como menú en un restaurante, lo cual fue agravado por la pobre intervención del Ministro de Trabajo, quien refleja serías limitaciones en la parte comunicacional y formativa, lo que llenó, aún más, de incertidumbre.
Es un hecho la existencia normativa de la figura de la Suspensión del Contrato de Trabajo, recogida en el artículo 51 de Código Laboral, en su numeral 4to, en donde quedan interrumpidas, temporalmente, tanto la jornada laboral, como el pago al trabajador, por situaciones como esta donde no es posible llevar a cabo la faena.
En esta parte, en verdad el ejercicio es sencillo y complejo a la vez, veamos:
(a) Desde la óptica de la Empresa, ¿Cómo te pago -trabajador- si no puedo abrir y hacer la actividad comercial, por una disposición legal, que me ata de manos? y
(b) Desde la posición del Trabajador, ¿Cómo me dejas sin trabajo y sin pago, si de esto me alimento y vivo? Simple, pero dramático, humanamente. Ya el ejemplo lo vimos de manera palpable en el día de ayer en un hotel de la zona este, en donde hubo suspensión de trabajadores, en una acción completamente legal, porque no hay turistas, pero socialmente muy preocupante y triste, en la actual situación, en donde esto será masivo. Es visible que el Gobierno no quiere poner la plata del problemazo que se nos ha venido encima o por lo menos, tiene la intención clara de que esto le cueste muy poco.
En términos personales, considero que esta ha sido una buena gestión de gobierno, desde sus inicios en agosto del 2012. Me consta, que el Presidente Medina, se preparó muy bien y con bastante antelación para las funciones que hoy ocupa, de la mano de personas brillantes como el Ministro de la Presidencia Don Gustavo Montalvo, quien es el Gerente del País y de donde han salido las grandes acciones del gobierno.
Actualmente, merecido o no, la gente manifiesta un hastío hacia el oficialismo, desde donde todo cae mal, ayudado, enormemente, por algunos funcionarios que se comportan de forma torpe, arrogante y no ética. Entonces, ¿Por qué el Presidente no toma su gorra y abrigo negro y asume de forma diaria y directa, el liderazgo que se espera de él y que la situación demanda? Sí, ese mismo Presidente que salta charcos, que impulsa las visitas sorpresas con un espíritu humano y que, sobre todo, es el primero y el líder entre sus iguales dominicanos. Al parecer, nuestro Jefe de Estado no está en su mejor momento de ánimo, ya sea por edad, entusiasmo, algún tema personal desconocido o una simple resaca electoral del último certamen, donde no le fue como él esperaba.
Es momento de decisiones y reglas claras. Los decretos números 133 y 134 de ayer jueves 19 de marzo, no dejan nada claro aún. El Estado de Emergencia contenido en la Carta Magna en su artículo 265, está aprobado y promulgado. Este Estado de Excepción, en su modalidad de Estado de Emergencia, debe de ser usado por el mandatario, mediante decretos puntuales, claros y no confusos, donde se dice que sí y luego se dice quizás o tal vez. Decrete claro señor Presidente, para que sepamos por dónde ir.
Si es real que esta calamidad sanitaria y económica, inédita para nosotros, encuentra a nuestras finanzas y a la banca en un buen momento, como han dicho los Ministros y el propio Gobernador del Banco Central, el Estado es quien debe buscar el dinero e ir en auxilio de las empresas y la población con medidas valientes, reales y que lleven tranquilidad y paz a las personas, así como efectivo inmediato a los bolsillos de los más pobres. El Gobierno Central tiene en sus manos, los medios para auxiliar a todos los afectados, incluso para compensar a los grandes grupos económicos que se “sacrifiquen”, en ocasiones, con cosas que no le cuesta nada o muy poco al Estado.
El gobierno se ha quedado a deber en las actuales circunstancias. Sus medidas lentas, enanas, miopes y ambiguas, nos dejan un mal sabor, inseguridad, incertidumbre y enojo.
Claudio Luna
Luna & Reyes, Abogados